sábado, 1 de marzo de 2014

Entre dos aguas...

Amanece en el sur del sur, amanece en mi tierra, amanece en Cádiz. Hoy la humedad se apodera del ambiente. La capital, rodeada de mar, se acaba de inundar. Chirigotas y comparsas inundan las calles, pero no de agua, la inundan de arte. Medina desaparece, las nubes se la llevan al cielo y el campo bravo hoy huele distinto.

Medina desaparece...
Llueve al amanecida, pero los hombres del campo salen como una mañana cualquiera. Retiran el pienso mojado mientras el semental espera. Le ponen el bocado y le recogen la cola a su caballo para que no se le manche de barro. El capote de agua descansa sobre la montura por si las nubes aprietan y mayoral y caballo se pierden entre la niebla buscando a las vacas.

Retiran el pienso mojado mientras el semental espera...
...le ponen el bocado a su caballo...
...el capote de agua por si las nubes aprietan...
...y mayoral y caballo se pierden entre la niebla...
A lo lejos espera la piara y el mayoral, como cada mañana, acaricia con la voz a sus vacas. Ellas parece que han escuchado las coplas de carnaval que el viento de agua les trae desde el mar y parecen disfrazarse. Una luce una máscara mientras otra parece presumir de un bonito disfraz. Pero no es más que lo que el hombre se imagina en su humilde caminar.

El mayoral acaricia las vacas con su voz...
...una luce una máscara...
...y otra un bonito disfraz...
Una vaca ha parido esta noche un bonito becerro colorado y el mayoral lo ve en la lejanía escondido. Se acerca despacio y le pone los crotales rápidamente. La vaca, tras escuchar al becerro berrear, corre en su búsqueda y cuando llega se encuentra a su hijo debajo del caballo. La sabiduría del hombre se impone una vez más al instinto maternal. Ella se sorprende del instinto de su hijo. Es la primera vez que lo ve, pero parece saber que es su mayoral y que siempre lo va a proteger. La vaca va en busca de su hijo y el mayoral se aparta. Las sabias manos apuntan en la libreta que aquella vaca ha parido. La letra sale clara y firme, la mesa es la perilla y el sillón del despacho es la montura.

Cuando la vaca llega ve a su hijo debajo del caballo...
...la letra clara y firme...
Entre tanto parece que el sol se cuela entre las nubes. La mañana abre pero la vaca cárdena que está en el cerro con su mirada indica que es por poco tiempo. Estamos entre dos aguas, la pasada y la que vendrá. El campo se llena de alegría por un rato. La luz es especial y el viento susurra una melodía suave, casi imperceptible, como si por Algeciras alguien tocase una guitarra...

El sol se cuela entre las nubes...
...estamos entre dos aguas...
...y el campo se llena de alegría...
Este ratito entre dos aguas es aprovechado por el campo para mostrar toda su belleza. Las hojas brillan mojadas, los becerros corren, juegan y se manchan la cara de barro, de ese barro que es parte de su tierra. Los toros también la sienten suya y se la quieren llevar pegada a su piel y en los puñales de su cornamenta.

Los becerros corren, juegan...
...y se llenan la cara del barro de su tierra...
...como los toros, que se la quieren llevar en los puñales de su cornamenta...
La vaca vieja con el susurro del aire y el solecito que asoma descansa sobre el manto verde que la naturaleza le ofrece. El grajo, mientras la vaca sueña con una melodía, observa este rato desde un lugar privilegiado. Su amigo el "espurgabuey" parece quedar de piedra sobre el lomo del semental tras escuchar una música tan ejemplar.

Mientras la vaca sueña, el grajo observa desde un lugar privilegiado...
...mientras el "espurgabuey" parece quedar de piedra sobre el semental...
Y entonces las nubes aparecen de nuevo y empieza a llover. Entre los últimos rayos de sol y los últimos toques a las cuerdas del viento uno de los toros reburdea como despedida. Este rato entre dos aguas acaba. Un toro parece arrodillarse a un genio que se va, mientras otro mira al cielo como pidiendo que este rato entre dos aguas no acabe jamás...

Uno de los toros reburdea como despedida...
...otro parece arrodillarse a un genio que se va...
...y mira al cielo pidiendo que entre dos aguas no acabe jamás...
De vuelta a la casa el caballo del mayoral parece mover el mosquero al compás de una bulería, una bulería eterna, que se despide de Cádiz, del campo bravo y de Andalucía, el toro le dijo adiós al gran Paco de Lucía...

El mosquero se mueve al compás de una bulería...
...descanse en paz, Paco de Lucía...