martes, 23 de julio de 2013

La vida en camada: Añojos

Tras el herradero, independientemente de si es a la a la antigua usanza o con el moderno cajón, el becerro comienza una nueva vida, la vida en camada. Ahora está entre uno y dos años de edad, es el llamado Añojo.

Estampa típica de un añojo
En la camada el añojo ya se olvida completamente de su madre y debe valerse por si mismo. Ahora se establece una jerarquía que ya se intuía con aquellas peleas de becerros. Es el momento de ir creando una estructura jerárquica que determinará quien bebe primero, quien sestea en el mejor lugar y quien es el que accede a todos los privilegios del cerrado. Para ello los añojos se pelean, pero todavía más que peleas parecen juegos de niños. Existen aún muchas diferencias entre los que nacieron a principio de la paridera y los que nacieron al final. Los más grandes y desarrollados serán los que manden. A pesar de ello la jerarquía no es tan dura como cuando tengan cuatro años y sean toros. Todavía cuando el grupo intuye algún peligro se unen todos y dejan de lado las riñas para protegerse.

Los añojos con sus juegos establecen el orden jerárquico...
...aunque los más grandes y desarrollados...
...suelen mandar sobre los más pequeños nacidos más tarde...
...pero todavía se protegen unos a otros ante algún peligro
Dependiendo de la ganadería y las costumbres de cada una los añojos viven solos en un cerrado o comparten dependencias con otras camadas superiores. Esto es bastante frecuente en la época estival en la que añojos, erales e incluso utreros apuran el rastrojo de los cultivos ya cosechados. En esa amalgama de animales mandan lógicamente los utreros o los erales, pero los añojos van aprendiendo algunas costumbres de sus mayores. Aprenden a escarbar, a montarse unos a otros como demostración de superioridad e incluso aprenden a berrear a los cuatro vientos todavía con cierta voz de niños adolescentes.

Los añojos comparten cerrado con erales y utreros...
...y aprenden de ellos a escarbar...
...a demostrar su dominio montando a los demás...
...y a berrear al cielo veraniego de la finca
Por su parte las añojas ven pasar el tiempo en otro cerrado de la finca. Las hembras son mucho más tranquilas que los machos y aunque también se pelean y establecen su propia jerarquía son mucho más sociables. Ellas van juntas a casi todos sitios y es raro que se separen. Si observan algún peligro se unen con más fuerza que los machos y para evitar alguna sorpresa incluso descansan todas agrupadas y al mismo tiempo.

Las añojas son bastante más tranquilas...
...y descansan todas juntas para evitar algún peligro
Así va pasando la vida de los añojos. Con el ajetreo de sus juegos y riñas van rompiendo la tranquilidad del campo. Tan solo los interrumpe la visita del vaquero que cada mañana va a reparsarlos y a observar que todo este bien. De vez en cuando los molesta el ganadero que observa como será la camada a la que pertenecen y vislumbra los que llegarán a toros y los que se quedarán por el camino. Observa a algunos que por algún accidente en el herradero habrá que quitar antes, al que se clavó un alambre en el ojo jugando con el compañero, apunta los números de los gachos que habrá que quitar de erales y se sorprende por ver al "listo" que todas las mañanas mete las patas en el pilar para refrescarse del sofocante calor del verano.

El vaquero con su garrocha al hombro repasa a los añojos...
...observa a los más desarrollados...
...al que se partió el pitón en el herradero...
...al que no ve por un ojo debido a un golpe...
...al gacho que habrá que lidiar en novillada...
...y al listo que se refresca en el agua del pilar
Todavía son casi niños pero el tiempo pasa rápido. La añoja piensa ya en su destino, en la puya del picador en el tentadero, mientras el añojo observa los tonos dorados del campo soñando con ser eral y ser el líder de la camada...


4 comentarios:

  1. Bonita entrada la de los añojitos Alberto. Es curioso como desde pequeños a algunos se le van viendo características de su comportamiento en el campo. Por cierto, como hasta los 18 meses es obligatorio el saneamiento en los machos, he visto a muchos añojos estropearse en la manga. En el caso de las hembras da un poco igual, pero en los machos es una putada.

    Un saludo Alberto.

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    1. MARIN:

      Como bien apuntas ya desde añojos se observa cual es el más peleón, el más "revoltoso" con los caballos y en los corrales, el más noble y tranquilo... Ya desde pequeños te marcan también si están más en tipo o no, las hechuras que pueden tener y la seriedad que van desarrollar de cuatreños, aunque esto puede cambiar algo más.

      Con respecto a los saneamientos estoy de acuerdo en que es una putada, pero hay que hacerlo. Ha costado mucho dinero y mucho sacrificio controlar y casi erradicar enfermedades como la tuberculosis o la brucelosis. A muchas ganaderías las han mandado al matadero por esta causa y ahora que están mucho más controladas sería una locura dejar de hacerlos ¿Te imaginas que se dejan de hacer y a los cinco o seis años hay que matar ganaderías completas porque están completamente infectadas? Te aseguro que es mejor perder un añojo a que se vuelvan a disparar estas enfermedades. Lo mejor es hacer los saneamientos con el mayor cuidado posible e intentar que esos accidentes no se produzcan, aunque a veces son inevitables.

      Un abrazo MARIN.

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  2. Alberto, ¡cómo disfruto leyendo estas entradas...!
    Una de las cosas que más me llama siempre la atención de los añojos es la tremenda fuerza que tienen, parece mentira. Al fin y al cabo no dejan de ser "cachorros"

    Un saludo

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    1. Juselín:

      ¡Me alegro de que te gusten! Ya os iré poniendo muchas más de "La vida del toro". Hasta que lleguemos a la plaza fíjate si quedan.

      Si que tienen muchísima fuerza. Mucha más de la que aparentan. En un herradero uno de los más pequeños me partió una vez el labio y me pegó una buena paliza ¡si me llega a coger uno de los más grandes!

      Un saludo y ¡muchísimas gracias Juselín!

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